Como el perro del hortelano.

Un punto en medio de la red. Un sitio insignificante, que probablemente no leerá nadie, pero en el que puedo sentirme libre, decir, hacer y opinar lo que quiera, eso es este blog. Y eso es, también, lo que siento contigo. Mientras tú me ves como un punto yo, desde mi sitio, sólo puedo ver una gran montaña... y me siento estúpida por ello, nadie se lo merece, pero a veces somos así de gilipollas. Me encantaría desaparecer de tu vida o, mejor, que no hubieses entrado en la mia; pero lo hecho está hecho y en verdad, no me arrepiento de nada.
En definitiva, seguiré engañándome a mi misma y haciendo castillos en el aire hasta que se me caiga el cántaro de leche de la cabeza... espero que no sea demasiado tarde. :)